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Medir el flujo del agua o morir

A todos preocupa la creciente crisis de escasez de agua por el mundo. Esta mañana hablaba con expertos de Chile, Perú y Bolivia, como parte de una revisión continental en temas hídricos. En Suramérica ya se habla de las denominadas mega sequías e hiper sequías de más de 10 años de duración. En el país vecino México, se han visto publicaciones de alertas y mapas de escenarios de escasez hídrica para todo el país.


Estos son algunos ejemplos del déficit hídrico causado por la variabilidad climática, el cambio climático y las crecientes presiones de los múltiples usuarios sobre un recurso hídrico común, finito y escaso en cantidad y en calidad.


Personas, empresas, gobiernos y usuarios del agua, suelen tomar más conciencia de esta realidad al finalizar la época lluviosa (Insivumeh señala que ésta es de mayo a octubre y que la época seca va de noviembre a abril). Estamos a mediados de diciembre y muchos grandes usuarios del agua ya pronostican las dificultades que vivirán en marzo y abril del año próximo, cuando se recrudece la escasez y aumenta la competencia entre usuarios.


Dicha escasez se observa en el caudal en los ríos principales y secundarios del país, y también en la disponibilidad hídrica para los usuarios en sus sistemas hidráulicos de derivación (obras hidráulicas formales, o provisionales, solamente construidas para la época seca).


Durante la época seca, es cuando más se suelen apreciar los recursos hídricos subterráneos pues estos mantienen el abastecimiento a través de los sistemas de pozos, los nacimientos de agua (manantiales de acuíferos superficiales) y el flujo base que aporta agua subsuperficial y subterránea del territorio hacia los cauces.


Todos buscan respuestas, pues saben que año con año será más difícil.

En mi experiencia y formación sobre el agua durante más de 21 años en países de 3 continentes, he aprendido algo: “o medimos el flujo del agua o nos morimos de sed, lentamente”.


¿Qué se puede decir de la medición del agua en Guatemala?


Se sabe que la red meteorológica del país está compuesta por 75 estaciones de Insivumeh y 40 de INDE. Hace unos años se contabilizaban 25 estaciones del Instituto Privado de Cambio Climático (ICC), pero esta red ha ido incrementándose: hoy me contaban colegas de ICC, que ya poseen más de 400 puntos de control de caudal de ríos a nivel nacional, en 58 ríos; dentro de ellos, controlan 86 puntos en desembocaduras al mar.


Quizás a usted esto le parezca mucho. No lo es. Frente a los escenarios del cambio climático, debe mejorarse este activo fundamental del país: la red de medición hídrica.


No me malinterprete, es invaluable el registro histórico de décadas de la institucionalidad pública y los esfuerzos más recientes del sector privado por medir variables meteorológicas y de flujo en los ríos en cuencas principales.

Pero vea, la falta de ley del agua sale muy cara.


No hay mediciones públicas disponibles del estado de las aguas subterráneas (niveles freáticos dinámicos y estáticos, ubicación de pozos, etc); lo que hay está en manos de pocas empresas privadas. Tampoco hay información sobre ubicación ni medición de flujo hídrico en los cientos de miles de derivaciones públicas y privadas que los usuarios emplean para satisfacer el consumo humano o el uso económico productivo.


Esto solo puede conducir a más caos, más ingobernabilidad y más conflictividad.


Articulo original publicado en La Hora el 18/12/2021


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